viernes, 8 de junio de 2012

La legalización de los matrimonios homosexuales


Recientemente la Asamblea Nacional aprobó algunas modificaciones en el código de la familia y ratificó que el matrimonio y la unión de hecho estable se tienen que dar entre un hombre y una mujer según lo establecido en el artículo 72 de la Constitución Política. La posibilidad de incluir el concepto de familia homosexual en el código, generó polémica y extendió el debate a dos grupos opuestos ideológicamente. Por un lado el Movimiento de la Diversidad Sexual se plantó afuera de la Asamblea exigiendo que el código incluyera a la familia homosexual y por otro lado la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) retomó desde sus escritorios y púlpitos el discurso Cristiano que argumenta que “la verdadera familia tiene como fundamento la unión estable entre un hombre y una mujer”.

Finalmente las modificaciones hechas al código no incluyeron la aceptación de la familia homosexual, pero sin duda el debate y la controversia sobre este tema tienen mucho recorrido por delante. No pretendo argumentar a favor o en contra de la Iglesia Católica ni del Movimiento de Diversidad Sexual. Mi objetivo es exponer las que -a mi juicio- son algunas de las razones que impulsarán la aprobación de los matrimonios homosexuales en Nicaragua. Si bien no lo veo viable a corto plazo, ocurrirá en diez, treinta, cincuenta o más años. Y no solamente en Nicaragua, sino que habrá un bloque de países girando hacia esta decisión.

La iglesia católica a pesar de ser un bastión opositor a la diversidad sexual no podrá impedir que un gobierno apruebe los matrimonios homosexuales. Desde el año 2001 a la fecha una decena de países lo han aprobado, incluyendo España, Portugal y Argentina que se caracterizan por su amplia tradición católica. Algunos estados de Brasil y México (los países con mayor concentración de católicos en el mundo) también lo han aprobado. Y en el resto de países latinos con mayoría católica existe una presión gradual para que el tema sea discutido a nivel parlamentario. Los clérigos no pueden ejercer cargos gubernamentales para influenciar este tipo de decisiones. Contrariamente, la comunidad homosexual ha ganado presencia política y paulatinamente impulsarán leyes que legalicen los derechos demandados.     

Asimismo, los partidos políticos laicos empiezan a modificar sus estrategias para ganar simpatizantes y demostrar su apertura ante una realidad cada vez más visible. En Uruguay legisladores del Frente Amplio propusieron un proyecto de ley para habilitar el matrimonio homosexual. En Chile senadores del Partido Socialista hicieron lo mismo hace varios meses. Ambos proyectos de ley se encuentran en espera. En Estados Unidos el presidente Obama se pronunció públicamente a favor del matrimonio homosexual en un año electoral donde pretende reelegirse. Según un sondeo del Washington Post 1 de cada 6 donantes fuertes de la campaña de Obama son gay, por lo cual no puede omitir el tema.

Aunque no existe un estudio que demuestre con certeza el porcentaje de homosexuales en el mundo, se estima en un 10% de la población global, dato que se puede trasladar a cualquier país y resulta muy atractivo políticamente. En Nicaragua el actual gobierno ha abierto espacios al Movimiento de Diversidad Sexual. En cada municipio han organizado a la comunidad homosexual y les brindan apoyo económico y logístico para organizar sus actividades sociales.

Simultáneamente, resulta relevante el creciente acceso a las tecnologías de información y comunicación (TIC). A pesar de ser un país de lento desarrollo económico, el acceso que tenemos al mundo exterior vía internet, televisión internacional y dispositivos electrónicos, nos permite crear una visión mucho más amplia del mundo actual. Hoy, un gran porcentaje de mi generación (80’s) y generaciones anteriores miran con cierto recelo este tema. Sin embargo, nuestros hijos y nietos crecerán en un mundo más informado, más tolerante y más familiarizado con la comunidad homosexual.
 
Podremos estar a favor o en contra del matrimonio homosexual y su inclusión en el concepto de familia.  No obstante, es innegable que hay avances notables para que éste se convierta en una realidad, incluyendo Nicaragua. Solo es cuestión de tiempo para que dos personas del mismo sexo firmen un acta de matrimonio ante un notario público.

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