Chema Sánchez (San Marcos, 1983) Profesional en Logística y Cadena de Suministros. Portador de sangre mexicana y nicaragüense. Futbolista de fin de semana. Corredor activo. Amante del rock y la trova. Tiene un MBA de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (Chile), un posgrado en Mercadeo y una licenciatura en Administración de Empresas y Negocios Internacionales. Ha participado en el Festival Internacional de Poesía de Granada (2015, 2014), talleres de poesía y narrativa impartidos por el Centro Nicaragüense de Escritores (2014) y talleres de narrativa impartidos por el escritor Sergio Ramírez en la UCA (2014, 2013). Colaborador del Blog Ciudadano del diario La Prensa (2012). Miembro del Colectivo de Microliteratura Nicaragüense.
viernes, 30 de marzo de 2012
martes, 27 de marzo de 2012
Recalada inédita en Corinto
Debido al perfil de mi trabajo tuve la oportunidad de estar presente en la inédita recalada del barco NYK Rosa a Puerto Corinto el pasado 23 de Marzo. Inédita porque se trata del barco de contenedores con mayor capacidad que ha recalado en Corinto según confirmación de los directivos de la naviera NYK. La capacidad de este barco es significativamente mayor a los barcos que hasta hace unos días recalaban en nuestro principal puerto. Su capacidad es de 2,660 TEUS en comparación a los 1,700 TEUS de los barcos anteriores. Una TEU es una unidad de medida de capacidad del transporte marítimo, la cual equivale a un contenedor de 20 pies. En términos simples este barco tiene capacidad para transportar 960 TEUS más que los barcos anteriores, lo cual equivale a 960 contenedores de 20 pies o 480 contenedores de 40 pies, aunque generalmente se embarca una combinación de contenedores de ambas medidas.
Además este barco cuenta con 400 tomas para contenedores refrigerados en comparación a las 180 tomas de los barcos anteriores. Una alentadora noticia tomando en cuenta que algunos de nuestros principales productos de exportación como carne bovina y camarones requieren refrigeración y ahora los exportadores tienen un cupo más amplio para embarcar sus productos. Asimismo, el barco cuenta con grúas más rápidas que pueden agilizar sus operaciones en puerto y reducir el tiempo de sus recaladas. Cabe mencionar que otro barco de la misma naviera y con la misma capacidad también recaló en Corinto hace unos días y ambos sustituirán a los barcos anteriores que cubrían la ruta.
La naviera NYK ha visualizado este crecimiento y está tratando de explotarlo al máximo introduciendo estos barcos modernos y de mayor capacidad. Asimismo, los exportadores Nicaragüenses cuentan ahora con mayor espacio para enviar sus productos a mercados atractivos como Estados Unidos (nuestro principal socio comercial), México, Colombia, Ecuador, Perú y Chile, así como a los países Asiáticos. Del mismo modo, esta flota sirve para promover el incremento de las exportaciones hacia países ubicados en el Pacífico y con los cuales tenemos tratados de libre comercio.
Nicaragua sigue siendo el país con menor intercambio comercial de la región y el país con la infraestructura portuaria más pobre. Sin embargo, su crecimiento económico, el incremento de las exportaciones y la diversificación de mercados han creado la necesidad de mayor espacio en las embarcaciones. Es por eso, que esta nueva flota representa un incentivo al intercambio comercial y un precedente de modernización. Falta aún mucho por hacer tanto de parte del gobierno como del sector privado. Mientras tanto se vale aplaudir el esfuerzo de esta naviera que ha confiado en Nicaragua y apuesta por su crecimiento comercial.
La capacidad aumentada de estos barcos se distribuye en cuotas a los distintos países de la región en base a su volumen de comercio internacional. Para Nicaragua se espera una cuota significativa debido al crecimiento de sus exportaciones. El año 2011 cerró con la histórica cifra de $ 2,346 millones de dólares en exportación, un crecimiento del 23% con respecto al año anterior de acuerdo a datos del CETREX. Asimismo, la exportación del régimen de Zonas Francas cerró con $2,000 millones, cifra también sin precedentes. El crecimiento comercial de Nicaragua también puede reflejarse en la operación de 23,000 TEUS que se logró durante el año 2011, muy superior a los 8,500 TEUS que se movían hace solo 5 años.
martes, 20 de marzo de 2012
"Avancemos que el centro va vacío"
El pasado 17 de Marzo los usuarios de transporte intermunicipal fueron sorprendidos por una nueva tarifa cuando se dirigían a sus centros de trabajo y estudio. Los transportistas incrementaron en 15% la tarifa y anunciaron otro incremento también del 15% en los próximos tres meses. El argumento principal es el alza constante en el precio del combustible, el cual representa un 40% de sus costos operativos. Si bien es muy difícil evitar un incremento en la tarifa debido al elevado costo del combustible, esta alza representa un nuevo y contundente golpe a la frágil economía de los Nicaragüenses que utilizan a diario el transporte público para movilizarse.
Dicho incremento en la tarifa podría al menos compensarse con un mejor servicio. Sin embargo, el servicio sigue siendo pésimo, los usuarios siguen siendo víctimas del abuso desmedido de los transportistas que agreden verbalmente a los usuarios e irrespetan todos sus derechos como pasajeros. Las unidades son sobrecargadas de pasajeros basándose en la repetida y cínica frase “Avancemos que el centro va vacío”, aun cuando no cabe ya ni un alfiler. Pareciera que lo único vacío es la cabeza de estos transportistas que irracionalmente ponen en riesgo la vida de los pasajeros incluyendo la de ellos mismos. La mayoría son transportistas vacíos de educación, de sensatez, de respeto por los clientes.
Sus vacías cabezas no les permiten percatarse que la vida de los pasajeros está literalmente en sus manos. Se enfrascan en carreras idiotas de velocidad en busca de llegar primero a la siguiente estación y ganar más pasajeros, y así demostrarle a la competencia que ellos son más rápidos y más hábiles. Esas vacías cabezas que siempre ven vacio el centro del bus tampoco se percatan que los pasajeros son la razón de ser de su negocio, son los que pagan sus salarios, son los que generan sus ganancias. Por lo tanto, deben recibir un trato digno que compense el precio que pagan y la confianza que depositan en ellos para llevarlos a su destino.
Ante todos estos abusos la postura del MTI sigue siendo la misma: Vendarse los ojos, la boca, las orejas y la conciencia. Desafortunadamente solo en vísperas de accidentes asumen su rol protagónico de regular a los despiadados transportistas. Cada vez que un nuevo accidente llena las portadas de los diarios y las pantallas de los noticieros, aparece el MTI apretando a los transportistas, sancionando, regañando, advirtiendo, revisando todos los buses y microbuses. Sin embargo este efecto es fugaz, semanas después de ocurrido el accidente regresa la venda de ineficiencia del MTI. No más sanciones, no más regulación. Peor aún, se convierte en cómplice de los transportistas tolerando todos sus excesos.
Creo que la mayoría de los que viajamos o hemos viajado en bus o microbús, hemos sido testigos al menos en una ocasión de las ‘mordidas’ descaradas que conductores o cobradores dan a los inspectores del MTI frente a los ojos de todos los pasajeros. ‘Mordidas’ que para ellos justifican el exceso de velocidad y el exceso de pasajeros, la falta de documentos en regla y la pésima condición mecánica del vehículo. ‘Mordidas’ que compran conciencias del MTI y empeñan la vida de los pasajeros. ‘Mordidas’ que dan luz verde a siniestros accidentes. ‘Mordidas’ que complementan el insuficiente salarios de los inspectores del MTI que piensan en su bienestar pero no en el de los pasajeros.
Ese es el tipo de transporte que tenemos en nuestro país, ineficiente y abusador. La vida de miles de Nicaragüenses viaja empeñada todos los días en las unidades de transporte público controlado por un clan de irresponsables que se hacen llamar transportistas y piensan que nos hacen el favor de transportarnos, siendo nosotros los que les hacemos el favor de utilizar sus servicios. Parte de la culpa es de los usuarios que no exigimos un mejor servicio y muchas veces callamos ante los abusos a nuestros derechos. A pesar de todo, nada justifica el abuso descomunal de los transportistas ni la ineficiencia del MTI para regularlos. ¿Llegará el día que los usuarios nos uniremos y revelaremos en contra de estos irresponsables señores para exigir nuestros derechos? Ojala suceda pronto.
Sus vacías cabezas no les permiten percatarse que la vida de los pasajeros está literalmente en sus manos. Se enfrascan en carreras idiotas de velocidad en busca de llegar primero a la siguiente estación y ganar más pasajeros, y así demostrarle a la competencia que ellos son más rápidos y más hábiles. Esas vacías cabezas que siempre ven vacio el centro del bus tampoco se percatan que los pasajeros son la razón de ser de su negocio, son los que pagan sus salarios, son los que generan sus ganancias. Por lo tanto, deben recibir un trato digno que compense el precio que pagan y la confianza que depositan en ellos para llevarlos a su destino.
Ante todos estos abusos la postura del MTI sigue siendo la misma: Vendarse los ojos, la boca, las orejas y la conciencia. Desafortunadamente solo en vísperas de accidentes asumen su rol protagónico de regular a los despiadados transportistas. Cada vez que un nuevo accidente llena las portadas de los diarios y las pantallas de los noticieros, aparece el MTI apretando a los transportistas, sancionando, regañando, advirtiendo, revisando todos los buses y microbuses. Sin embargo este efecto es fugaz, semanas después de ocurrido el accidente regresa la venda de ineficiencia del MTI. No más sanciones, no más regulación. Peor aún, se convierte en cómplice de los transportistas tolerando todos sus excesos.
Creo que la mayoría de los que viajamos o hemos viajado en bus o microbús, hemos sido testigos al menos en una ocasión de las ‘mordidas’ descaradas que conductores o cobradores dan a los inspectores del MTI frente a los ojos de todos los pasajeros. ‘Mordidas’ que para ellos justifican el exceso de velocidad y el exceso de pasajeros, la falta de documentos en regla y la pésima condición mecánica del vehículo. ‘Mordidas’ que compran conciencias del MTI y empeñan la vida de los pasajeros. ‘Mordidas’ que dan luz verde a siniestros accidentes. ‘Mordidas’ que complementan el insuficiente salarios de los inspectores del MTI que piensan en su bienestar pero no en el de los pasajeros.
Ese es el tipo de transporte que tenemos en nuestro país, ineficiente y abusador. La vida de miles de Nicaragüenses viaja empeñada todos los días en las unidades de transporte público controlado por un clan de irresponsables que se hacen llamar transportistas y piensan que nos hacen el favor de transportarnos, siendo nosotros los que les hacemos el favor de utilizar sus servicios. Parte de la culpa es de los usuarios que no exigimos un mejor servicio y muchas veces callamos ante los abusos a nuestros derechos. A pesar de todo, nada justifica el abuso descomunal de los transportistas ni la ineficiencia del MTI para regularlos. ¿Llegará el día que los usuarios nos uniremos y revelaremos en contra de estos irresponsables señores para exigir nuestros derechos? Ojala suceda pronto.
lunes, 5 de marzo de 2012
Circo de Recuerdos
Noche helada de un Febrero bisiesto, regreso a casa después de la rutinaria jornada laboral a sumergirme en la tranquilidad de mi pequeño pueblo enclavado en el centro de la meseta. Es uno de esos pueblos característicos del interior del país, inmune al tiempo y al progreso, apto para una estampilla de colección, un pueblo de cortas y apacibles calles que aun exhiben aleros de mohosas tejas crujientes e inclinadas paredes de adobe. Oloroso a café por las mañanas y a cítricos por las tardes. Fervoroso en Abril por el aniversario de su santo patrono y apasionado los Domingos en el estadio teñido de amarillo. Con pintorescos personajes rondando las principales arterias e infinitas historias en las esquinas, barberías, parques y billares.
De pronto me percato que la habitual calma de mi barrio ha sido interrumpida por nuevos vecinos temporales que han llegado a instalarse con su carpa colorida y deteriorada a un predio baldío a escasos metros de mi casa. ¡Llegó el circo! Grita un niño emocionado mientras corre desesperadamente en dirección a la improvisada entrada. Es uno de esos circos modestos que deambulan por los pueblos, cargados de esperanzas y armazones sarrosas, llevando ilusión a cada rincón donde llegan, ganándose la vida con el arte del entretenimiento en un país donde cada día es más difícil entretener y ganarse la vida al mismo tiempo.
Con pocas opciones de diversión en el pueblo, esta precaria carpa iluminada se convierte en una distracción diferente y seductora para niños y adolescentes. La escena de esa noche me transportó atrás en el tiempo, a mis años de infancia cuando la emoción me embargaba al escuchar la ‘barata’ por las calles anunciando la función del circo de turno. Enanos mal encarados, bailarinas con sobrepeso, payasos espontáneos, animales de costillas resaltadas, magos predecibles, todos bajo la misma carpa de ilusión, forjando sonrisas y aplausos en el público, ganándose el asombro de los más chicos y el respeto de los más grandes por su notable esfuerzo en la pista.
Al llegar la despedida, el público asistía efusivo a la última función con entrada ‘de gancho’. Esa función que terminaba repitiéndose por varias noches ‘a petición del público’. Esa función que la ‘barata’ advertía en las calles que debíamos llegar temprano para no quedarnos sin lugar, para no quedarnos afuera. Recuerdos inquietos de infancia revividos con mis nuevos vecinos temporales. Es la primera vez que tengo un circo tan cerca de mi casa pero paradójicamente no asistiré. Ya no me atraen las entradas de ‘gancho’ ni el Michael Jackson más pequeño del mundo. Ya no me seduce la ‘barata’ insistente y bulliciosa de las tardes.
Las gratas experiencias de los circos de pueblo ya forman parte del archivo de mi memoria, colocadas en un estante especial. Es turno ahora de las nuevas generaciones ilusionarse con los artistas circenses, probablemente algunos son los mismos de mi infancia, regresando a mi pueblo por enésima vez, con los mismos trajes y accesorios, con los mismos chistes y acrobacias. Durante un par de semanas y por unos cuantos córdobas habrá una opción distinta de entretenimiento sano en este pueblo pequeño de cortas y apacibles calles, inmune al tiempo y al progreso. Hospitalario, humilde, trabajador, amarillo, agradable. Oloroso a café por las mañanas y a cítricos por las tardes. Fervoroso en Abril, apasionado los Domingos.
De pronto me percato que la habitual calma de mi barrio ha sido interrumpida por nuevos vecinos temporales que han llegado a instalarse con su carpa colorida y deteriorada a un predio baldío a escasos metros de mi casa. ¡Llegó el circo! Grita un niño emocionado mientras corre desesperadamente en dirección a la improvisada entrada. Es uno de esos circos modestos que deambulan por los pueblos, cargados de esperanzas y armazones sarrosas, llevando ilusión a cada rincón donde llegan, ganándose la vida con el arte del entretenimiento en un país donde cada día es más difícil entretener y ganarse la vida al mismo tiempo.
Con pocas opciones de diversión en el pueblo, esta precaria carpa iluminada se convierte en una distracción diferente y seductora para niños y adolescentes. La escena de esa noche me transportó atrás en el tiempo, a mis años de infancia cuando la emoción me embargaba al escuchar la ‘barata’ por las calles anunciando la función del circo de turno. Enanos mal encarados, bailarinas con sobrepeso, payasos espontáneos, animales de costillas resaltadas, magos predecibles, todos bajo la misma carpa de ilusión, forjando sonrisas y aplausos en el público, ganándose el asombro de los más chicos y el respeto de los más grandes por su notable esfuerzo en la pista.
Al llegar la despedida, el público asistía efusivo a la última función con entrada ‘de gancho’. Esa función que terminaba repitiéndose por varias noches ‘a petición del público’. Esa función que la ‘barata’ advertía en las calles que debíamos llegar temprano para no quedarnos sin lugar, para no quedarnos afuera. Recuerdos inquietos de infancia revividos con mis nuevos vecinos temporales. Es la primera vez que tengo un circo tan cerca de mi casa pero paradójicamente no asistiré. Ya no me atraen las entradas de ‘gancho’ ni el Michael Jackson más pequeño del mundo. Ya no me seduce la ‘barata’ insistente y bulliciosa de las tardes.
Las gratas experiencias de los circos de pueblo ya forman parte del archivo de mi memoria, colocadas en un estante especial. Es turno ahora de las nuevas generaciones ilusionarse con los artistas circenses, probablemente algunos son los mismos de mi infancia, regresando a mi pueblo por enésima vez, con los mismos trajes y accesorios, con los mismos chistes y acrobacias. Durante un par de semanas y por unos cuantos córdobas habrá una opción distinta de entretenimiento sano en este pueblo pequeño de cortas y apacibles calles, inmune al tiempo y al progreso. Hospitalario, humilde, trabajador, amarillo, agradable. Oloroso a café por las mañanas y a cítricos por las tardes. Fervoroso en Abril, apasionado los Domingos.
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