miércoles, 27 de enero de 2016

Carta Prenatal

Hola Ximena, espero no interrumpir tu descanso dentro de tu cápsula espacial en órbita hiperbólica. Alguna vez yo también estuve en una, aunque para serte franco no lo recuerdo. Sé por historias que ahí dentro es muy calientito y confortable, que no existen las preocupaciones ni los molestos ruidos tecnológicos, que no necesitas abrigos y puedes dormir el tiempo que quieras. Suena tan agradable la estadía dentro de la cápsula que no entiendo  porque tenemos que abandonarla. Caprichos de la naturaleza que nos expulsa a este mundo enfermo con la esperanza que hagamos algo por sanarlo y heredarle un hogar digno a las nuevas crías.
Al igual que La Maga escribió a Rocamadour para explicarle algunos aspectos de la vida, yo te escribo a vos antes que vengas al mundo, para que tengas idea de lo que te espera afuera de tu cápsula espacial. Tus primeros años Ximena los pasarás en casa, haciendo sonidos y muecas, absorbiendo la información a tu alrededor, nutriéndote de leche y afecto, fragmentando nuestro sueño y cagando docenas de pampers, que gracias a la tecnología son desechables. Te enseñaremos a caminar, a pronunciar tus primeras palabras, te bañaremos con manos de seda, te invadiremos de abrazos, te limpiaremos el culito y te besaremos los pies.
Después Ximena, cuando ya sepas caminar y comprendas nuestro idioma, irás a la escuela para conocer las letras y los números. Ingresarás al mejor colegio que el bolsillo resista, para que a diferencia mía, que aprendí a sumar y restar con fusiles y granadas en lugar de manzanas y peras, vos tengas acceso a un sistema de aprendizaje adecuado para tu desarrollo. Pero aún en esos colegios, los profesores intentarán construirte un rol de mujer dentro de los parámetros machistas de la sociedad. Intentarán programarte para conformarte con poco, para las labores domésticas, para ser más débil que los niños, para jugar con muñecas, para vestir de princesa y para ser madre… tal cual si fuera una exigencia.   
Pero sabes Ximena, nada de lo anterior es cierto. Tenemos que hacer a un lado los estereotipos de género heredados culturalmente. Niños y niñas tienen las mismas capacidades, el mismo intelecto, pero nosotros los hemos estereotipado y proyectado en diferentes direcciones. Vos también podes jugar con carritos, patear un balón de futbol, vestir de azul, negro o gris, y realizar cualquier actividad de “niño” sin que esto afecte tú naturaleza de género.  Al principio tu madre y yo guiaremos tus pasos, te educaremos para que tomes tus propias decisiones. Y a medida que vayas creciendo podrás elegir tus colores, tu ropa, tus juguetes, tus actividades y cuando seas grande podrás elegir tu carrera, tu oficio, tu credo, tu maternidad.  
No serás mi princesa. El mundo ya está sobrepoblado de princesas y te diré un secreto Ximena, las princesas son inútiles. Bonitas pero inútiles. Esa es su naturaleza. Nunca las verás triunfando académica o profesionalmente. Se obsesionan con lujos pero dependen del dinero ajeno para subsistir. Vos Ximena, serás una mujer independiente, determinada. Generarás tus propias oportunidades y tomarás tus propias decisiones. Al final de cuentas, una hija de Cronopios sabrá cómo encarar la vida de forma autónoma. Vos serás mi guerrera, mi campeona, mi alfa centauri.
Te llevaré a explorar las entrañas de esta Nicaragua multicultural, a recorrer sus manantiales y sus fuegos. Te enseñaré a defender sus verdes pulmones, a conservar sus especies, sus raíces, sus costumbres. También viajaremos a la tierra de tu abuela, donde te esperan con brazos abiertos y mucho chile en la comida. Y a pesar que no podré heredarte la nacionalidad azteca, te heredaré la sangre y el cariño por esa patria donde fui concebido y que juntos andaremos. Sé que disfrutarás los paseos Ximena.    
En el colegio y en la universidad tendrás el derecho de refutar a tus maestros y compañeros de clases si no estás de acuerdo con lo que dicen, tendrás derecho a defender tu postura siempre y cuando tengas argumentos para impugnar. Eso sí, tienes que practicar el respeto, la tolerancia y la libertad de expresión en todos sus sentidos. Es difícil, lo sé, a mí me cuesta mucho, pero es necesario para la sana convivencia con la gente que nos rodea. Sobre todo en estos tiempos donde todos creen tener la razón y pretenden imponer sus creencias.  
Siempre habrá gente tratando de imponerte algo, una religión monoteísta, un partido político, un equipo deportivo, un empleo fijo, una dieta sana, una marca cool, un lugar donde vivir, un crédito bancario, un género musical, un producto milagroso, un estilo de vida. Y en esta vida los humanos libramos batallas absurdas para imponer mezquinos sistemas de creencias y comportamiento. Luchamos por conquistar un lugar tan pequeño como la tierra, esta mota de polvo en el vasto universo en espera de ser descubierta.
Si tus abuelitos leyeran esto Ximena, seguramente me reprocharían por no inducirte al catolicismo, el cual ellos practican con mucha fe. Pero ya verás que tu madre te hablará de Dios y te inculcará valores como los suyos, y eso me llena de tranquilidad porque serás una buena mujer igual que ella. Yo en cambio, soy espiritual pero no religioso. Creo en un ser supremo, en un Dios creador que nos observa desde el infinito. Pero como te mencioné antes, cuando crezcas y desarrolles un pensamiento conceptual y analítico, podrás elegir la religión que llene tus expectativas. Evita el fanatismo religioso, no juzgues a los que practican otra religión, a los que viven su fe fuera de las fronteras de la religión y a los que viven sin fe y sin religión. Todos tenemos derecho a ser respetados en nuestras decisiones.
Siempre tendrás mi apoyo para descubrir y cultivar tus propias pasiones, prometo no obsesionarme con que sigas las mías. Si quieres bailar, baila, si quieres escribir, escribe, si quieres pintar, pinta, si quieres nadar, nada. Pero nunca te detengas, nunca dejes de hacer lo que te gusta. La felicidad viene adjunta en todas esas cosas que nos apasionan. El secreto está en encontrar el punto de equilibrio entre la familia, el trabajo y nuestras pasiones. El tema espiritual también es importante, pero de eso Ximena, se encargará tu madre y tus abuelitos. Como te habrás dado cuenta, soy poco para ese tema,  pero cuando estés aquí trataré de responder todas tus preguntas, o al menos darte mi opinión sobre lo que quieras saber.  
También escucharás de política por todas partes, te hablarán sobre utopías ideológicas con millones de adeptos desinformados, sobre épicas batallas revolucionarias tiradas a la basura, sobre miles de litros de sangre derramados en vano, sobre familias aferradas al poder, izquierda y derecha, comunismo y capitalismo, oriente y occidente. La política Ximena, es uno de los deportes nacionales en Nicaragua y lo mejor es no practicarlo. No hay un sistema político perfecto, pero nuestra clase política se esmera en repetir errores cíclicamente. Incluso los gobiernos de los países más “democráticos” también repiten errores y promueven la guerra, sin importar el color del presidente de turno. Vos podrás incursionar en política si eso te apasiona, pero mi consejo es que no lo hagas, es una cancha demasiado sucia. 
Después Ximena, llegará el momento de buscar trabajo o de crear tu propio trabajo, que es el camino más riesgoso pero más satisfactorio. En ambos casos, chocarás con una sociedad que te insinuará la debilidad que les atribuyen a las mujeres. Pondrán en duda tus capacidades por el simple hecho de nacer sin pene. Tendrás que luchar contra las barreras invisibles de la discriminación laboral. ¡Pero vencerás Ximena! Superarás cualquier obstáculo y serás una mujer de éxito en todo lo que te propongas. Llenarás de orgullo a éste que ahora escribe sin las canas y las arrugas que poblarán mi cuerpo cuando llegue tu momento de brillar.   
Me intriga verte crecer en esta era tecnológica, entre smartphones, drones, turismo espacial, impresoras 3D, y acceso a internet desde objetos y lugares insospechados. El mundo se dirige apresuradamente y sin retorno hacia nuevos horizontes. Recién llegamos a Plutón después de un viaje de nueve años… y vamos por más. La ciencia y la tecnología regalarán gratas sorpresas a tu generación, que aún no sé qué nombre recibirá. La nuestra por ejemplo, es llamada “Generación Y”  o “Los Millennials”, y estamos de moda, aunque en algunos años solo seremos un capítulo más de algún libro de Mercadeo. Para estar a la altura de las demandas técnicas de este mundo, tienes que estudiar mucho, informarte, actualizarte y adaptarte a los giros constantes de tu entorno para ser un factor de cambio.
Por el momento Ximena, es lo que tengo que decirte. Mientras vayas creciendo iremos abordando estos y otros temas que olvidé mencionar. Tendremos tiempo suficiente para conversar, para contar estrellas sobre la arena, para contemplar mariposas en el jardín, para desenterrar tesoros perdidos, para volar a otras galaxias, para pintar dinosaurios y flores, para correr tras la liebre que escapó de Alicia, para domesticar al sabio zorro, para coleccionar sonrisas y cosquillas, para cazar dragones, para recorrer el sol, para conquistar el mundo. Mientras tanto, te dejo descansar en tu cápsula espacial que está llegando al fin de su órbita para aterrizar en casa, donde te esperamos ansiosos. ¡Bienvenida Ximena!

sábado, 23 de enero de 2016

Fútbol y yo

Nicaragua es un país beisbolero, con alguno que otro logro a nivel amateur y una docena de jugadores que han llegado a grandes ligas. Es común, incluso cultural, ver señores en las calles pegados al radio escuchando la narración de algún partido de la liga local o la MLB. La prensa está llena de cronistas beisboleros de la vieja guardia, y el gobierno y la empresa privada no dudan en apoyar masivamente este deporte.

Irónicamente, en las calles de mi infancia no existían bates ni manoplas. Los strikes y los hits nos eran indiferentes a pesar de estar rodeados de grandes ciudades beisboleras (Masaya, Granada, Rivas, Managua). En mi pueblo se veneraba al Dios del futbol, se le rendía culto en cada barrio, en cada esquina, en cada predio que prestara las condiciones para rodar un balón de futbol o en su defecto una pelota de plástico de las que repartían en las purísimas.

El gol era el pan nuestro de cada día, era la esencia de las tardes, la sensación de victoria, la recompensa a los “choyones”. Era nuestro orgasmo infantil, efímero en el momento, prolongado en el recuerdo. Era la vida misma. Tener un balón en aquellos tiempos en que Nicaragua se desangraba económicamente, era tener respeto, era poder decidir con quién jugar y con quién no, pero sobre todo era sinónimo de felicidad.

La pasión de aquella época ha madurado, se ha adaptado a los cambios en mi vida y ha dejado de ser mi centro de gravitación, pero se activa cada semana por un par de horas, cuando me toca vestirme de corto y pisar la cancha que ahora es artificial y con fines de lucro. Ya son tres décadas de amar este deporte, de practicarlo para entender la vida, porque al final de cuentas… “Cómo vas a saber lo que es la vida, si nunca, jamás, jugaste al futbol.”
Los Búfalos 1992 o 1993
El Calvario 2002
Drink Team 2014

lunes, 11 de enero de 2016

Resultados III Certamen Realidad Ilusoria

Con la pereza propia de un lunes por la mañana, llegué a la oficina semidormido y me puse a revisar los correos acumulados del fin de semana, encontrándome con uno de Miguel Page que me notificaba sobre una mención en el III Certamen de microrelato ‘Realidad Ilusoria’. El texto seleccionado fue “Sueño Americano”, un texto que escribí hace unos cuatro años, cuando aún no descubría la microliteratura. El texto original era un poco más extenso, más silvestre, pero hace poco más de un año lo sometí a un proceso de pasteurización junto con otros textos de similar edad con el objetivo de incluirlos en mi primera colección de microrelatos que será publicada próximamente por Ediciones Parafernalia.

A continuación les comparto “Sueño Americano” junto con los tres relatos ganadores.

Chema Sánchez con “Sueño Americano” – San Marcos, Nicaragua

Debido a su experiencia guiando multitudes en desiertos y la baja demanda de sus servicios en Medio Oriente, Moisés decidió irse a trabajar al estado de Sonora en México. Su primera tarea fue cruzar a un grupo de migrantes hasta Phoenix. Al ser capturados por la patrulla fronteriza, Moisés se declaró culpable de tráfico de personas y fue deportado a la tierra prometida.

SEGUNDO FINALISTA

Rafael Olivares con "Ensayo sobre la sinceridad" - Sant Joan d'Alacant

En un pueblo llamado Benichell ocurrió de repente. Y sólo pasaba allí. Quienes se encontraban en su término municipal perdían la capacidad auditiva en cuanto su interlocutor mentía. La recuperaban cuando lo que iban a escuchar era verídico.
Hasta los «buenos días» o las «buenas tardes» dejaron de oírse cuando el tiempo estaba desapacible.
También sucedía con muchas tertulias mediáticas que, entre lapsos de silencio y frases inacabadas, resultaban ininteligibles.
A dos semanas de las elecciones los candidatos decidieron llevar sus mítines de campaña fuera del pueblo. Y en sus panfletos, se aconsejaba no leerlos en Benichell en voz alta.


PRIMER FINALISTA

Gabriel Bevilaqua con "Algo así" - Zárate (Argentina)

Era la hora en que el mar baja y los cangrejos salen de sus escondites cuando casi me tropiezo con un tipo enterrado en la arena hasta el cuello. Me acuclillé a su lado. Él le agradeció a Dios por mi aparición salvadora, pero al comprobar que yo no hacía nada, primero me injurió, y luego me prometió riquezas inimaginables. «Lo siento —le dije mientras me apartaba del paso de los cangrejos—, pero considere usted que con seguridad jamás tendré otra ocasión de ver algo así».

GANADORA

Elisa de Armas con "Cicatrices" - Sevilla

Hace mucho que no usa ni la capa ni la caperuza, pero sus rasgos maduros aún conservan la belleza inquietante que tuvo desde niña. Su mala suerte en el amor es la comidilla del pueblo. Muchos la han pretendido, pero a todos acabó por rechazarlos. Ayer vino al estudio. Durante un rato repasó mis diseños como quien cumple un trámite. Al fin, con la voz tímida y las mejillas rojas, me pidió que tatuara en su vientre, junto a la marca casi desvanecida de una dentellada feroz, la cabeza del lobo.