Hola Ximena, espero no interrumpir
tu descanso dentro de tu cápsula espacial en órbita hiperbólica. Alguna vez yo
también estuve en una, aunque para serte franco no lo recuerdo. Sé por
historias que ahí dentro es muy calientito y confortable, que no existen las
preocupaciones ni los molestos ruidos tecnológicos, que no necesitas abrigos y
puedes dormir el tiempo que quieras. Suena tan agradable la estadía dentro de
la cápsula que no entiendo porque
tenemos que abandonarla. Caprichos de la naturaleza que nos expulsa a este
mundo enfermo con la esperanza que hagamos algo por sanarlo y heredarle un hogar
digno a las nuevas crías.
Al igual que La Maga escribió a
Rocamadour para explicarle algunos aspectos de la vida, yo te escribo a vos
antes que vengas al mundo, para que tengas idea de lo que te espera afuera de
tu cápsula espacial. Tus primeros años Ximena los pasarás en casa, haciendo
sonidos y muecas, absorbiendo la información a tu alrededor, nutriéndote de
leche y afecto, fragmentando nuestro sueño y cagando docenas de pampers, que
gracias a la tecnología son desechables. Te enseñaremos a caminar, a pronunciar
tus primeras palabras, te bañaremos con manos de seda, te invadiremos de
abrazos, te limpiaremos el culito y te besaremos los pies.
Después Ximena, cuando ya sepas
caminar y comprendas nuestro idioma, irás a la escuela para conocer las letras
y los números. Ingresarás al mejor colegio que el bolsillo resista, para que a diferencia
mía, que aprendí a sumar y restar con fusiles y granadas en lugar de manzanas y
peras, vos tengas acceso a un sistema de aprendizaje adecuado para tu
desarrollo. Pero aún en esos colegios, los profesores intentarán construirte un
rol de mujer dentro de los parámetros machistas de la sociedad. Intentarán programarte
para conformarte con poco, para las labores domésticas, para ser más débil que
los niños, para jugar con muñecas, para vestir de princesa y para ser madre…
tal cual si fuera una exigencia.
Pero sabes Ximena, nada de lo
anterior es cierto. Tenemos que hacer a un lado los estereotipos de género
heredados culturalmente. Niños y niñas tienen las mismas capacidades, el mismo
intelecto, pero nosotros los hemos estereotipado y proyectado en diferentes
direcciones. Vos también podes jugar con carritos, patear un balón de futbol, vestir
de azul, negro o gris, y realizar cualquier actividad de “niño” sin que esto
afecte tú naturaleza de género. Al
principio tu madre y yo guiaremos tus pasos, te educaremos para que tomes tus
propias decisiones. Y a medida que vayas creciendo podrás elegir tus colores, tu
ropa, tus juguetes, tus actividades y cuando seas grande podrás elegir tu
carrera, tu oficio, tu credo, tu maternidad.
No serás mi princesa. El mundo ya
está sobrepoblado de princesas y te diré un secreto Ximena, las princesas son
inútiles. Bonitas pero inútiles. Esa es su naturaleza. Nunca las verás
triunfando académica o profesionalmente. Se obsesionan con lujos pero dependen
del dinero ajeno para subsistir. Vos Ximena, serás una mujer independiente,
determinada. Generarás tus propias oportunidades y tomarás tus propias
decisiones. Al final de cuentas, una hija de Cronopios sabrá cómo encarar la
vida de forma autónoma. Vos serás mi guerrera, mi campeona, mi alfa centauri.
Te llevaré a explorar las entrañas
de esta Nicaragua multicultural, a recorrer sus manantiales y sus fuegos. Te
enseñaré a defender sus verdes pulmones, a conservar sus especies, sus raíces,
sus costumbres. También viajaremos a la tierra de tu abuela, donde te esperan
con brazos abiertos y mucho chile en la comida. Y a pesar que no podré
heredarte la nacionalidad azteca, te heredaré la sangre y el cariño por esa
patria donde fui concebido y que juntos andaremos. Sé que disfrutarás los paseos
Ximena.
En el colegio y en la universidad tendrás
el derecho de refutar a tus maestros y compañeros de clases si no estás de
acuerdo con lo que dicen, tendrás derecho a defender tu postura siempre y
cuando tengas argumentos para impugnar. Eso sí, tienes que practicar el
respeto, la tolerancia y la libertad de expresión en todos sus sentidos. Es
difícil, lo sé, a mí me cuesta mucho, pero es necesario para la sana
convivencia con la gente que nos rodea. Sobre todo en estos tiempos donde todos
creen tener la razón y pretenden imponer sus creencias.
Siempre habrá gente tratando de
imponerte algo, una religión monoteísta, un partido político, un equipo
deportivo, un empleo fijo, una dieta sana, una marca cool, un lugar donde
vivir, un crédito bancario, un género musical, un producto milagroso, un estilo
de vida. Y en esta vida los humanos libramos batallas absurdas para imponer
mezquinos sistemas de creencias y comportamiento. Luchamos por conquistar un
lugar tan pequeño como la tierra, esta mota de polvo en el vasto universo en
espera de ser descubierta.
Si tus abuelitos leyeran esto Ximena,
seguramente me reprocharían por no inducirte al catolicismo, el cual ellos
practican con mucha fe. Pero ya verás que tu madre te hablará de Dios y te
inculcará valores como los suyos, y eso me llena de tranquilidad porque serás
una buena mujer igual que ella. Yo en cambio, soy espiritual pero no religioso.
Creo en un ser supremo, en un Dios creador que nos observa desde el infinito. Pero
como te mencioné antes, cuando crezcas y desarrolles un pensamiento conceptual
y analítico, podrás elegir la religión que llene tus expectativas. Evita el
fanatismo religioso, no juzgues a los que practican otra religión, a los que
viven su fe fuera de las fronteras de la religión y a los que viven sin fe y
sin religión. Todos tenemos derecho a ser respetados en nuestras decisiones.
Siempre tendrás mi apoyo para
descubrir y cultivar tus propias pasiones, prometo no obsesionarme con que
sigas las mías. Si quieres bailar, baila, si quieres escribir, escribe, si
quieres pintar, pinta, si quieres nadar, nada. Pero nunca te detengas, nunca
dejes de hacer lo que te gusta. La felicidad viene adjunta en todas esas cosas
que nos apasionan. El secreto está en encontrar el punto de equilibrio entre la
familia, el trabajo y nuestras pasiones. El tema espiritual también es
importante, pero de eso Ximena, se encargará tu madre y tus abuelitos. Como te
habrás dado cuenta, soy poco para ese tema,
pero cuando estés aquí trataré de responder todas tus preguntas, o al
menos darte mi opinión sobre lo que quieras saber.
También escucharás de política por
todas partes, te hablarán sobre utopías ideológicas con millones de adeptos
desinformados, sobre épicas batallas revolucionarias tiradas a la basura, sobre
miles de litros de sangre derramados en vano, sobre familias aferradas al poder,
izquierda y derecha, comunismo y capitalismo, oriente y occidente. La política Ximena,
es uno de los deportes nacionales en Nicaragua y lo mejor es no practicarlo. No
hay un sistema político perfecto, pero nuestra clase política se esmera en
repetir errores cíclicamente. Incluso los gobiernos de los países más “democráticos”
también repiten errores y promueven la guerra, sin importar el color del
presidente de turno. Vos podrás incursionar en política si eso te apasiona,
pero mi consejo es que no lo hagas, es una cancha demasiado sucia.
Después Ximena, llegará el momento
de buscar trabajo o de crear tu propio trabajo, que es el camino más riesgoso
pero más satisfactorio. En ambos casos, chocarás con una sociedad que te
insinuará la debilidad que les atribuyen a las mujeres. Pondrán en duda tus
capacidades por el simple hecho de nacer sin pene. Tendrás que luchar contra
las barreras invisibles de la discriminación laboral. ¡Pero vencerás Ximena!
Superarás cualquier obstáculo y serás una mujer de éxito en todo lo que te
propongas. Llenarás de orgullo a éste que ahora escribe sin las canas y las
arrugas que poblarán mi cuerpo cuando llegue tu momento de brillar.
Me intriga verte crecer en esta era
tecnológica, entre smartphones, drones, turismo espacial, impresoras 3D, y
acceso a internet desde objetos y lugares insospechados. El mundo se dirige apresuradamente
y sin retorno hacia nuevos horizontes. Recién llegamos a Plutón después de un
viaje de nueve años… y vamos por más. La ciencia y la tecnología regalarán
gratas sorpresas a tu generación, que aún no sé qué nombre recibirá. La nuestra
por ejemplo, es llamada “Generación Y” o
“Los Millennials”, y estamos de moda, aunque en algunos años solo seremos un
capítulo más de algún libro de Mercadeo. Para estar a la altura de las demandas
técnicas de este mundo, tienes que estudiar mucho, informarte, actualizarte y
adaptarte a los giros constantes de tu entorno para ser un factor de cambio.
Por el momento Ximena, es lo que
tengo que decirte. Mientras vayas creciendo iremos abordando estos y otros
temas que olvidé mencionar. Tendremos tiempo suficiente para conversar, para contar
estrellas sobre la arena, para contemplar mariposas en el jardín, para
desenterrar tesoros perdidos, para volar a otras galaxias, para pintar
dinosaurios y flores, para correr tras la liebre que escapó de Alicia, para
domesticar al sabio zorro, para coleccionar sonrisas y cosquillas, para cazar
dragones, para recorrer el sol, para conquistar el mundo. Mientras tanto, te
dejo descansar en tu cápsula espacial que está llegando al fin de su órbita
para aterrizar en casa, donde te esperamos ansiosos. ¡Bienvenida Ximena!
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